Café en mano, me dispongo a salir. Llego tarde, llego tarde. Cojo la bufanda verde y elabrigo del perchero que consigo colocarme a base de malabares y la puerta se queda atrás. Le doy al botón del ascensor, y tintineo el suelo con los tacones. Tarda demasiado, bajaré por las escaleras. Corro por ellas de modo torpe, sujetando el bolso que amenaza con
— Siento llegar tarde, de verdad. - susurro cada palabra con un beso.
— Te habría esperado ni una ni dos vidas, todas por poder verte - dices mientras meacaricias la espalda con un brazo y juegas con mi pelo.
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